Mis primeras millas en Colorado, pasando por el profundo valle de Snake River, confirmaron la imagen que me había hecho de este estado en las ultimas semanas: Grandes propiedades cercadas, casas preciosas, ranchos impresionantes, caballos y vacas obviamente bien alimentadas; el propietario de uno de los ranchos pasando en su caballo invitándome de tomar el agua de su ancho en vez del agua del rio, vaqueros latinos con sus sombreros, acompañados por perros pastores dirigiendo sus ovejas. Y todo eso en un escenario de impresionantes formaciones de montañas decoradas con arboles en los colores del otoño.
Muy bonito, pero yo estaba agotado.