Provincias de Mendoza y Neuquén, Argentina
Es la segunda entrada para mí en Argentina y la primera para Guillermo. Recordemos que sólo hace pocos días que tuvimos el accidente. El descenso del lado argentino del paso no era el más fácil debido al ripio suelto y el viento de frente. Pero como dice Guillermo: al menos en el ripio no hay otra opción que ir más lento y si pierdes el control, ¡caer duele menos que cuando se va a 40 km/h!
Esta etapa del lado argentino no será tan larga; 500 o 600 km. Si del lado chileno estábamos al sur de la capital en una zona bien poblada, es diferente aquí: Buenos Aires está muy lejos. A veces se tarda el día entero para llegar al siguiente pueblo.
Aunque este es el comienzo de las vacaciones de verano, no hay mucho tráfico en la ruta 40. Los argentinos no tienen mucha prisa por aquí y nos dejan mucho espacio para andar en la ruta, saludándonos alegremente o con las pulgares arriba para animarnos. Se distinguen de los chilenos que pasan por aquí de vacaciones, no sólo para sus placas distintas, pero por el hecho que pasan tan rápido y tan cerca de nosotros sin saludarnos, aunque la carretera a mitad desértica tiene una anchura bastante razonable.
El paisaje es también muy diferente que en Chile. La ausencia casi total de árboles expande la visión y aunque todavía es montañoso, vemos muy por delante. Desde la final de una subida aparece la continuación de la carretera llena de curvas y colinas y muy lejos, podemos ver la salida de este cuadro que vamos a recorrer durante una media hora o una hora a veces, disfrutando de las pinceladas de ocre, rojo y marrón de las montañas trabajadas por el viento. En la subida final de esta pintura, nos preguntamos cómo la continuación será revelada. A veces un río más allá extiende su azul tranquilo tintado de sedimentos, rodeado del verde de una vegetación dependiente. Con un telón de fondo de pequeños volcanes redondos, viajamos sobre el negro moreno de una cama de lava. Un blanco lejano y bien alto de la cordillera nos cosquillea el ojo.
Dormimos cerca de un río o justo detrás de unos arbustos cerca de la carretera. Si podemos llegar a un pueblo por la final del día, disfrutamos del camping municipal a veces gratis. Una noche, cuando la lluvia fría no nos divertía mucho, preguntamos a la policía dónde esta el camping. Estaba detrás del puesto, pero al ver nuestras bicicletas y la lluvia que caía, nos ofrece el garaje. Finalmente, cambió de idea y nos invita a dormir en la celda del puesto policial. Lo agradecimos cocinando una cena que lo cambiará de sus hábitos solitarios.
Al día siguiente, nos dirigimos en Buta Ranquil. De lejos, este pueblo auguraba nada espectacular, pero era entrando en el pueblo que encontramos un oasis verde en las áridas montañas. Este pequeño pueblo está escondido en la sombra fresca de un mini-bosque bien denso. Gauchos en sus vestidos tradicionales andan en caballos en este domingo, que llegamos allí, el polvo del camino jugando con algunos rayos de luz que pasan a través del follaje de los árboles. Buta Ranquil fue una sorpresa bien apreciada.
Chos Malal es la « gran ciudad » de este segmento con sus 13 000 habitantes. Se requieren dos días de descanso, entre otras cosas para dos misiones: reparar la carpa y encontrar dinero – pesos argentinos a un buen precio. Una caña de la carpa se rompió, y en vano, no pude encontrar repuesto a Chos Malal. Pero como no vamos en un viaje en bicicleta sin cinta gris estilo MacGyver, hago una especie de yeso por la caña rota con una pieza de metal flexible de un contenedor de aceite de oliva. Durará el tiempo que durará.
Para los pesos argentinos, hay que entender que es difícil de entender las políticas monetarias del gobierno central, que mantiene un valor artificialmente alta de la divisa, sufriendo de una devaluación crónica y creando una inflación espectacular. Para evitar la fuga de capitales, obtener para un argentino divisas extranjeras más estable es un arte administrativo doloroso. Se desarrolló un mercado paralelo de compra y venta de divisas en lo que si un turista llega con dólares estadounidenses, puede cambiarlos a una tasa mejor que la oficial. Los argentinos que tiene el lujo de poder ahorrar compran estos dólares como si fueran bonos de ahorros, sabiendo que en un año o aún menos, podrán cambiar de nuevo los pesos argentinos para más que lo compraron. El ejercicio para buscar quién quiere comprar dólares y negociar es por supuesto más complicado que ir al cajero automático.
Con una carpa estilo posmoderna y lo necesario para hacer las compras, volvemos en el camino sabiendo que no tendremos acceso al agua por un poco más que cien kilómetros, hasta llegar a un chorro marrón. Olvidamos el pensamiento de comer espaguetis o arroz y comemos galletas para llegar a Las Lajas, donde dejamos la ruta 40 hacia la cordillera por Chile, via el paso de Pino Hachado. Se entiende el nombre acercándonos del paso; los araucarias se erigen como guardianes del paso, con su mirada de… pinos hachados.
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Mapa de la ruta