Pasé más de dos meses en Perú, casi tanto como en México, Estado Unidos o Canadá. Sin embargo, no he tomado la línea recta para cruzar el país. Mientras pensaba vagando en las montañas de norte a sur en la Ruta 3, al final me fui por un abra bien alto, y luego bajando por la costa, para regresar en las montañas.
Si las montañas ponen las cosas mas despacio, la enfermedad también. De los problemas intestinales que parece ser la norma para cicloturista encontrado en el camino, me fui hasta a la anemia.
Perú son los extremos, desde la risa hasta las lágrimas, del éxtasis a la repugnancia, del sudor a los temblores de frío, de los encuentros maravillosos a los que desea olvidar.
Parafraseando a una cicloturista solitaria con quien estabamos hablando de nuestras experiencias, Continue reading →